Rafaela Semprevivo, hijo de uno de los principales socios y parte de la tercera generación del icónico restaurante Giratorio de Providencia, nos comparte su visión sobre la gastronomía internacional que ofrecen, la experiencia única de sus comensales y el legado familiar que continúa con pasión.
El restaurante Giratorio de Providencia es uno de los puntos más visitados por turistas nacionales y extranjeros en Santiago. Con más de 40 años de historia, su característica principal es una experiencia gastronómica que no solo deleita el paladar, sino que, ofrece una vista panorámica de 360 grados de la ciudad.
Desde su inauguración, en 1981, ha sido un referente para quienes buscan disfrutar de una cena única mientras observan el cerro San Cristóbal, la cordillera de los Andes y más. Hoy es administrado por Rafaela Semprevivo, quien se ha integrado a la familia Giratorio como parte de la tercera generación de dueños.
Rafaela asumió su rol en agosto de este año y, con una visión fresca, busca continuar el legado familiar mientras aporta su propio sello en el restaurante. En esta entrevista, nos cuenta sobre la gastronomía internacional que caracteriza a Giratorio, las variadas nacionalidades de sus visitantes y el desafío de mantener la esencia de un negocio familiar que ha perdurado en el tiempo y se ha sabido reinventar.
-¿Cómo describirías la cocina del Giratorio? ¿Qué tipo de platos podemos encontrar aquí?
La cocina del Giratorio es muy internacional. Contamos con un chef peruano que ha sido clave para darle un toque especial a nuestros platos. Tenemos una oferta gastronómica diversa, que incluye desde comida chilena tradicional hasta pastas, platos de la cocina peruana y otras influencias internacionales. Nos gusta llamarlo comida internacional gourmet, siempre respetando las tradiciones culinarias de cada cultura y usando ingredientes frescos y de calidad.
-En cuanto a los visitantes, ¿quiénes son los más frecuentes?
Este es un restaurante muy turístico, por lo que recibimos a muchos turistas de diferentes partes del mundo. Los brasileños, por ejemplo, son una de las nacionalidades más frecuentes, especialmente durante la temporada de nieve. También hemos visto un aumento de turistas argentinos, estadounidenses, canadienses y australianos. Nos encanta que vengan a conocer la ciudad y, por supuesto, a disfrutar de nuestra gastronomía.
-¿Qué platos tienen un mayor éxito entre los turistas que buscan probar la comida chilena?
Uno de los platos que más les gusta a nuestros clientes es la plateada, un clásico de la cocina chilena que tiene una gran acogida. También hemos experimentado con platos e ingredientes innovadores, como el cochayuyo, que fue todo un éxito. Lo que realmente nos distingue es que cambiamos constantemente la carta, adaptándola a los ingredientes de temporada. Así, los comensales siempre tienen algo nuevo que probar.
-¿Qué hace especial la experiencia en el Giratorio más allá de la comida?
La vista es uno de los aspectos más destacados. El restaurante ofrece una experiencia única, ya que se mueve lentamente, permitiendo a los comensales disfrutar de una vista panorámica de 360 grados de la ciudad de Santiago. Durante la cena, puedes ver el cerro San Cristóbal, la cordillera de los Andes y, en invierno, el paisaje nevado es realmente un espectáculo. La vuelta completa dura aproximadamente una hora y 20 minutos, lo que le da tiempo a los visitantes para disfrutar de cada rincón de la ciudad mientras saborean su comida.
La tercera generación del Giratorio
El Giratorio de Providencia no solo es un restaurante, es un referente cultural y gastronómico de Santiago.
Con la nueva generación de la familia trabajando allí, sigue siendo el lugar ideal para disfrutar de una excelente comida con una vista que cautiva a locales y turistas por igual.
-Como parte de la tercera generación que lleva adelante este restaurante, ¿qué significa para ti este legado familiar?
Es un verdadero orgullo. Desde pequeña he visto a mi abuelo (Rinaldo Semprevivo), a Miguel (Michelangelo Solari) y a mi papá (Mauricio Semprevivo) trabajando aquí, y siempre he tenido un gran respeto por el esfuerzo y dedicación que le han puesto al Giratorio. Es un desafío, claro, pero lo tomo con mucha motivación y pasión.
-¿Qué objetivo persigues?
Mi objetivo es que el restaurante siga siendo un lugar emblemático, que continúe creciendo y que las personas sigan disfrutando de una experiencia increíble por muchos años más. El Giratorio tiene 43 años de historia y espero que sigamos cumpliendo años tras año.
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