Marinella Maldonado de Marytierra: «La tierra y los colores de la Región de Atacama son inolvidables»
Publicado el 05 diciembre 2023

Marytierra surgió para potenciar las experiencias en Chañaral de Aceituno y otros lugares del Valle del Huasco.
Marytierra

Recorrer olivos centenarios en Carrizalillo, visitar el poblado de Domeyko en pleno desierto o salir en bote para avistar ballenas en Isla Chañaral -parte de la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt–  son algunas de las experiencias que ofrece Marytierra, tour operador localizado en Chañaral de Aceituno, en la comuna de Freirina.

La creadora de Marytierra, Marinella Maldonado concedió una entrevista a Trade News de Chile Travel, en la cual explicó el trabajo que realizan en la Región de Atacama, su vinculación con las comunidades locales y su compromiso con el medioambiente.

-¿Cómo nació Marytierra?

Marytierra nació por la necesidad que tenía de crear rutas turísticas en la comuna de Freirina. Porque en esos años, yo trabajaba muy ‘full’ de guía de turismo, principalmente en las quebradas de Freirina. Se necesitaba alguien que armara productos y los ofreciera a los visitantes. Y ahí nació Marytierra. Que no es Mar y Tierra, sino que está pensado como un nombre.

Nace esta empresa buscando caminos para crear experiencias. Y de a poco, ir agregando más espacios en el Valle del Huasco, y principalmente en la comuna de Freirina, donde nací y vivo actualmente, que es en el sector de Chañaral de Aceituno.

-¿Qué expediciones realizan en Atacama?

Primero que todo, el Desierto Florido. La Región de Atacama es privilegiada por las flores maravillosas que salen cuando la lluvia cae. Yo estoy siempre en los sectores que están dentro del Parque Nacional Llanos de Challe, alrededor, y lo que es el borde costero de la comuna de Freirina. Ese es mi espacio geográfico, donde están entrando los visitantes.

Una de las rutas más queridas que tengo en el Valle del Huasco, que cruza tres comunas, es la Ruta de los Olivos. Nació el año 2004 en conjunto con otro compañero, que es Mauricio Rodríguez, y la complementamos bastante bien con los empresarios y las aceiteras del lugar, desde Daniel Llorente hasta Robinson González.

En Freirina, en esos tiempos estaban las mujeres que creaban el aceite, lo preparaban de forma artesanal. Como con el tiempo han ido desapareciendo esas manos, yo sigo con esta idea de potenciar también a las pequeñas comunidades, las originarias, gente de la tercera edad.

Y esto es su cariño, porque potenciamos a las mujeres que recogen las aceitunas con sus manos y aún las muelen en maray. Es la gente local que se sube a la escalera, que saca de una en una las aceitunas, que muestra sus huertos de una forma bastante artesanal, pero llena de cariño.

También acá partimos el 2005 con el boom de las ballenas, porque antes a la Isla Chañaral se le conocía como la isla de los delfines.  Empezamos a trabajar con un grupo local y hoy día (Chañaral de Aceituno) es un lugar comprobado de visita de grandes cetáceos debido a la alimentación.

Y esa es la gran oferta que hace Marytierra, donde si hablamos de sustentabilidad, específicamente en esa ruta, los pescadores y los servicios locales son fundamentales para nosotros, a través del estudio en cuanto a cómo tienes que acercarte a hacer la observación, las distancias que están establecidas, las capacitaciones y los talleres.

-¿Cómo trabajan con las comunidades locales?

Tenemos vinculación con la comunidad chango, que fue reconocida el 17 de octubre del 2020.  Dentro de nuestras rutas está la sensibilización de lo que es la cultura y el patrimonio local a través de la visita de turistas hacia la sala museográfica, que hoy día está funcionando súper bien, con una exposición de una balsa de cuero de lobo, que es una réplica de la que está en La Serena.

Potenciamos que sea la comunidad chango la que reciba los beneficios mediante de la actividad turística, a través de las rutas ancestrales, como la navegación, las caminatas por el borde costero, mostrar el trabajo que hacen ellos de la recolección de las algas, tratamos de integrar de todo un poquito.

Marytierra

Foto: Banco audiovisual de Sernatur

Avistamiento de ballenas: una vivencia para no olvidar

Una de las experiencias que ha ubicado a Chañaral de Aceituno en el mapa nacional e internacional es el avistamiento de ballenas. Se trata de una experiencia inigualable, que, según nos cuenta Marinella, no solo se ve, sino, que «se siente en todo el cuerpo».

-¿Qué tipo de consejos se les dicen a los turistas que van a avistar ballenas?

Una de las primeras cosas que siempre vamos a decir, es que vamos a navegar con la posibilidad de hacer avistamientos de ballenas. Hoy en día estamos tan acostumbrados a, cuando se avista, ver a la distancia el soplo o la respiración de las ballenas, que aunque las estemos viendo, estamos diciendo que hay una posibilidad de ver, para no levantar expectativas, porque la gente también se pone ansiosa y se deprimen si no las ven.

Entonces, decimos que va a haber una posibilidad de avistar en un lugar donde tienes un 90% de posibilidad de ver, porque reside la segunda ballena más grande del mundo que es la ballena fin.

-¿Sin molestar a la fauna?

Los turistas preguntan si nosotros las invadimos o las molestamos. Y obviamente sí. ¿Pero qué hay que hacer? No hay que gritar, no hay que golpear con los pies en el bote, no hay que hacer ningún ruido extra más allá del que hace el motor de la embarcación, que se tiene que quedar en neutro al momento de avistar.

Sobre la distancia, el turista puede reclamar o dar aviso a la entidad competente, en este caso Sernapesca, y decir que estamos a muy poca distancia. La ballena azul, que hace dos días nos visitó, se puede avistar a 300 metros, a 100 metros la ballena fin y a 50 metros la ballena jorobada. Todo eso se informa.

Hace poco pasó una ballena franca austral con sus crías. Nosotros no podemos ir a trabajar a hacer actividad turística con ella, porque está prohibido en Chile debido al estado crítico de conservación que tiene.

Hablamos de no llevar basura en la ropa por el tema del plástico que se puede desprender. Si alguien ve algo flotando en el mar, se puede acercar la embarcación para recogerla. También hablamos de que estamos registrados en Sernatur.

-¿Qué otras medidas utilizan para hacer una observación segura?

Sobre las medidas de seguridad, pedimos que no pongan sus manos en la orilla, que no tienen que sacarse el chaleco salvavidas, que se tienen que movilizar de acuerdo a lo que dice el capitán de la embarcación.

La idea es mantener el silencio. Más allá de que se pueden observar, las ballenas se pueden sentir, y si permaneces en silencio, las vas a poder escuchar cuando salen a respirar y es maravilloso.

Tratamos de educar respecto a la observación. Las personas locales, pescadores y buzos mariscadores, tampoco son personas que han tenido la posibilidad de ir a la universidad o al colegio. Ellos se han ido educando a través de la entrega de información que hacen los científicos o nosotros mismos como empresas, que participamos de talleres para ir teniendo un poco más de conocimiento de lo que estamos hablando.

-¿Cómo es su vinculación con el medioambiente?

Hoy día está el uso del motor de cuatro tiempos, lo que permite no hacer mezclas. Entonces se ha ido evolucionando, hemos ido cambiando. Del reciclaje, nosotros tratamos de fomentar el uso de los carritos ecológicos, recibimos las botellas plásticas y las llevamos al punto limpio más cercano, que es La Serena o Vallenar.

Hacemos un llamado al cuidado a través de la educación ambiental. Más allá de lo que vas a ver, es que lo vas a ver porque así lo estamos cuidando. Entonces, hacemos parte al visitante para que tenga esta sensibilidad de la visita, que no está pagando entrada para ver ballenas, sino que va a un hábitat natural.

Estamos fortaleciendo rutas para salvarlas y que sean sustentables por muchos años más. La formación Coquimbo, dónde están los fósiles de ballenas, con el tiempo se han ido convirtiendo en un espacio con pequeños microbasurales. Entonces, estamos en constantes actividades y caminatas para darle valor.

Las maravillas de la Región de Atacama

La Región de Atacama no solo cuenta con Chañaral de Aceituno y el Desierto Florido. El Parque Nacional Pan de Azúcar, El Medranoso o Bahía Inglesa son otros atractivos turísticos que cada año atraen a cientos de visitantes, quienes buscan contemplar las maravillas ubicadas en medio del desierto más árido del mundo.

-¿Qué es lo más importante o asombroso de trabajar en la Región de Atacama?

Es saber que la Región de Atacama, de cordillera a mar, tiene recursos naturales, culturales y tradicionales maravillosos. Poder contar con los Seis Miles o poder bajar a las profundidades y hacer buceo en una reserva marina que está declarada como esperanza para los otros océanos del mundo.

Los recursos que ofrece y que puedas llevar al visitante de una manera amable, positiva, enriquecedora, que tú puedas decirle a esta persona que en esta región podrías llegar a enamorarte, porque tiene todo lo que buscas.

Freirina tiene un río hermoso, que las napas subterráneas le permiten estar más que vivo. La fauna silvestre que tiene en tierra y en mar, la flora… no se necesita tener un desierto lleno de flores para encontrar lo hermoso, hay cactus preciosos. La tierra y los colores de la Región de Atacama son inolvidables.

-¿Cómo los usuarios pueden contactar a Marytierra?

A través de Instagram, en @marytierra.atacama. Ahí están los contactos telefónicos, uno es 972769837. Y también a través de mi correo electrónico, que es marytierra.expediciones634@gmail.com.

Por esos medios, Marytierra siempre va a estar. Tanto para vender estos programas que hacemos a medida de las personas, como para informar para que tengan un viaje seguro en la Región de Atacama. Nos encontramos en Chañaral de Aceituno, que es el lugar más al sur que tiene la región, colindante con la Región de Coquimbo, y parte de la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt.

Foto: Cedida


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